Posado sobre la urna donde yacen los restos del Príncipe Valiente, el cuervo observa al rey tuerto llorar. Fue él mismo quien le arrancó el ojo al monarca, pero sólo después de que éste le arrebatara las alas por miedo a que la profecía se cumpliera; aquella que predice la caída del reino el mismo día en que deje de haber al menos un cuervo habitando en el castillo.
Posado sobre la urna donde yacen los restos del Príncipe Valiente, el cuervo observa al rey tuerto llorar. El pajarraco no puede evitar preguntarse si el rey llora de tristeza, de risa o de la ira que le provoca ver al bufón danzar como un desquiciado, con su ojo atado al zapato como si fuera un cascabel.
Hace 2 años
2 comentarios:
Texto oscuro pero sugerente y muy plástico. Me gustó mucho!
A veces quisiera morir trágicamente, devorado por los cuervos, quizá. Luego quisiera morir dormido, a los 90, con un libro en el regazo y el frío coqueteo de un whisky en las rocas, chivas reserva, en mi mano.
Publicar un comentario