Posado sobre la urna donde yacen los restos del Príncipe Valiente, el cuervo observa al rey tuerto llorar. Fue él mismo quien le arrancó el ojo al monarca, pero sólo después de que éste le arrebatara las alas por miedo a que la profecía se cumpliera; aquella que predice la caída del reino el mismo día en que deje de haber al menos un cuervo habitando en el castillo.
Posado sobre la urna donde yacen los restos del Príncipe Valiente, el cuervo observa al rey tuerto llorar. El pajarraco no puede evitar preguntarse si el rey llora de tristeza, de risa o de la ira que le provoca ver al bufón danzar como un desquiciado, con su ojo atado al zapato como si fuera un cascabel.
Hace 2 años